lunes, 22 de diciembre de 2008


Uzbekistan

Volar a Urgench.
¿Por qué directamente a Urgench?. Porque los precios de los vuelos son mucho mas económicos si hacemos escala en Rusia, y además Urgench está a media hora en Taxi de Khiva, que es el perfecto punto de comienzo o final de viaje en Uzbekistan . De modo que además de ahorrar dinero evitas un vuelo desde la capital Tashkent hasta aquí.


…Tras aterrizar en Moscú comenzó un divertido periplo por el aeropuerto de Domodedovo, no fue demasiado dificil encontrar el area de tránsito, y una vez allí seguir las indicaciones básicas al respecto. En la facturación de tránsito nos dijeron que teníamos que esperar a que algún responsable de siberian airlines (S7) apareciera por allí, y eso hicimos. Ya en la sala de espera nuestras risas se convirtieron en carcajadas al comprobar que, como sospechábamos, todos esos señores y señoras con dientes de oro, maletas poco pretenciosas, y enormes fardos eran nuestros compañeros de viaje del vuelo Moscú-Urgench.
El Tupolev brillaba por sus contrastes. La azafata mas guapa que he visto en mi vida fruncía el ceño al observar como los viajeros de brillante dentadura hablaban por sus moviles sin atender a sus instrucciones. Las repisas en las que se apoyan las bandejas del tentenpié eran de diferentes colores, pero no por cuestiones estéticas.
Sin mayor novedad aterrizamos en Urgench, bajamos del avión y cruzamos a pie las pistas para adentrarnos en una sala donde no acerté a encontrar ninguna indicación en inglés. El hecho de que sólo 2 de los 200 pasajeros no pudieramos entender el idioma uzbeko me dejaba sin argumentos para la queja.
Una fila única fue una señal mas que suficiente para encaminar nuestros pasos hacia una estrecha entrada donde un amable empleado se quedaba con todos los pasaportes. Regla número uno del viajero: no te separes de tu pasaporte. Traté de entablar una conversación con el funcionario, pero no utilizábamos las mismas herramientas lingüísticas. De modo que con la vieja táctica del “donde fueres…” nos adentramos, sin pasaportes, en una sala rebosante de humanidad que se apresuraba en rellenar unos formularios de inmigración con concisas instrucciones solo en uzbeko.
Ante estas peripecias menores solo cabe la paciencia y el buen humor, de modo que ni corto ni perezoso me abrí paso hasta una repisa, recogí un par de formularios, y espié el arte con el que mis compañeros de viaje rellenaban los suyos, llegando a una rápida deducción de los lugares en los que había que ir consignando nombre, apellidos, y fecha de nacimiento. Lo demás ya se vería.
Afortunadamente, cuando varias secciones estaban empezando a descentrar mi “savoir-faire” ensayé otro viejo truco, y puse cara de Michael Palin mirando estupefacto a mi alrededor y al formulario intermitentemente. Y llegó la recompensa cuando una amable mujer rusa se percató del entuerto y en un escaso inglés consiguió guiarnos a traves de las reconditas secciones del formulario, donde contestamos cosas como ¿Cuántos pendientes lleva Vd?, ¿Cuántos son de oro?,…
A todas estas, tras agradecer a la señora su ayuda, empezó una especie de festival del humor que consistía en lo siguiente: Un funcionario cogía un pasaporte, otro abría un polvoriento y enorme libro y apuntaba los datos, y un tercero vociferaba el apellido y el nombre del afortunado que saldría primero de aquella jaula de grillos.
A ojo de buen cubero fueron unos 150 delante de nosotros, hasta que una mueca de sorpresa iluminó el rostro del funcionario tenor. Ispania!,Ispania?...si, ispania éramos nosotros, y ademas Raul y Ronaldinho creo que también fueron nombrados. Estabamos de nuevo documentados, y pudimos doblar un pasillo hacia el escaner de salida, donde desgraciadamente estuvimos otros 20 o 30 minutos esperando a que por el único control fueran pasando maletas y mas maletas, cajas, televisiones de 42”, maquinas de coser, minicadenas sony…tuvimos tiempo para disparar alguna que otra teoría sobre los precios de los bienes de consumo en Uzbekistan y Rusia, aunque sin fundamento…
Al llegar al escaner recordé todos esos comentarios respecto a la corrupta policía Uzbeka que “siempre intenta engañar a los turistas y sacarles dinero”…allí estaba frente a mí. Llevaba gorra, uniforme y bigote. Miró los pasaportes, nos miró a nosotros, y sonriendo dijo: Ispania!,…y nos dejó salir sin el mas mínimo registro.

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