lunes, 29 de diciembre de 2008

Esos locos en sus locos cacharros. Moscú.




¿Por qué siempre te cuentan que todos conducen peor que aquí?




Un par de meses antes de visitar Moscú intenté informarme al respecto de las peculiaridades del tráfico…¿sería factible conducir por allí?, ¿pondría en peligro mi integridad?, ¿mis ahorros?.
Estuve viendo las múltiples posibilidades que se me ofrecían para visitar el anillo de oro, Vladimir, Suzdal, y Sergev Posad…paradas que deberían ser obligatorias en cualquier visita al país.
Al disponer de poco tiempo, el transporte público resultaba poco aconsejable, ya que entre trenes y buses hubiera necesitado al menos tres dias para la visita. La siguiente opción era un taxi, o coche con conductor…busqué, y encontré varias alternativas de conductores que se prestaban a la tarea por unos 100 euros, lo que no estaba del todo mal...(si alguien piensa en esta idea, este conductor que se llama Sergey tiene muy buenas referencias taxidriver@front.ru). Incluso se me ocurrió la opción de una excursión preparada desde Moscú, pero el precio era absurdo. Mi última posibilidad, que era la que mas me apetecía, consistía en algo tan sencillo como alquilar un coche en el aeropuerto, conducir hasta Suzdal y Vladimir, y volverme por el norte para dormir en Sergev Posad, con lo que además ahorraba en hotel, ya que en cuanto sales de Moscú los precios caen sorprendentemente.
Rastreé durante dias en la web para ver si alguien contaba sus vivencias como conductor por aquellas tierras, pero no había nada…será posible!, ni en castellano, ni en inglés, ni en francés…bueno, encontré una reseña de alguien que había alquilado un coche una noche de fiesta en la que sabía que no habría nadie por las calles. Incluso me di de alta en un foro de rusófilos para que me aconsejaran, pero nadie me animaba sino mas bien todo lo contrario: “¡no se te ocurra!, ¡estas loco!” era lo mas habitual, gente que me mandaba links del youtube con camiones en dirección contraria por la autopista,..jooooooder!.
Pero soy de naturaleza incrédula, y me decía a mi mismo: “seguro que estos son de un pueblecito de Zamora y les parece una locura cualquier circunvalación de Madrid”…de modo que busqué precios, y para colmo eran baratos! Por 55 euros tenía un Skoda Fabia 24 horas…
Ni que decir tiene que lo alquilé sin mas miramientos.

De modo que 2 meses después aterrizamos en Moscú y buscamos la ventanilla de Europcar. La encontramos pero no había nadie. Esperamos, nos aburrimos, preguntamos,…nadie sabía nada…la madre que los parió!.
Al final apareció un responsable de Hertz, y nos informó de que en unos minutos vendría su compañero de profesión.
45 minutos tarde, pero llegó. La conversación fue realmente escueta (como la mayoría de conversaciones que tuvimos en Rusia) hola, si, documentación, seguidme.
Nos montamos en el coche con el tardón y nos dijo que al día siguiente le llamáramos media hora antes de devolver el coche. Le indicamos que el Fabia tenía varios arañazos, y dijo: tranquilos, no importa!.
De modo que arrancamos el bolido y nos integramos en el tráfico de una autopista.
Miré en la guantera, para ver el típico mapa que…arrrghhhhh!, no había mapa!.
Recordaba perfectamente el nombre de la carretera que bordea Moscú a unos 70 kilometros de distancia, que era la que yo quería coger para evitar tráfico, pero ni un solo desvío indicaba como llegar.
Me paré en una gasolinera y pensé que era el momento de utilizar mi mes intensivo de ruso: entré, busqué algo parecido a un mapa, pero no había nada…de modo que vi a un vigilante, y me solté…

- простите пожалуйста…Do you speak english? (perdone por favor, habla Vd inglés)
- нет (ni gota)
-я говорю немного русский… где – шоссе a-107? (yo hablo un poco de ruso, sabe donde está la carretera a-107)
-нет (ni pajolera)

No saqué nada en claro, pero salí de allí como unas pascuas porque el vigilante me había entendido. Qué maravilla de metodo Pimsleur!...os aconsejo que cuando visitéis un pais os hagais un cursillo “pimsleur” para saber decir – hola, adios, gracias, y por favor- en la lengua correspondiente.

De vuelta hacia el coche vi a una familia con aspecto suficientemente occidental como para volver a intentarlo en inglés…y esta vez si, tenían un mapa, y entre este y sus indicaciones conseguí entender que en Moscú los desvíos no siempre indican la carretera en la que desembocan, de modo que dando por imposible la idea primera de la circunvalación a107 , no me quedaba mas remedio que adentrarme en el infierno de la MKAD, la m40 de Moscú! tenía que buscar el desvío de “Balashika” y no el de la M7 ( que es la autopista que va a Vladimir). Y allí apareció…entre chimeneas que escupian tremendas columnas de humo, un parque movil de lo mas variopinto, y un montón de controles-radar de la policía. Estábamos en el buen camino.

Finalmente resultaba el toro menos bravo de lo que lo pintaban. Una especie de M40 el doble de grande, el doble de ancha, con el doble de coches, con el doble de policías, y con el doble de zumbados adelantando en zigzag con sus BMW o Mercedes de lunas tintadas. Pero tampoco era para tanto.

El viaje transcurrió sin mayor anécdota, de modo que puedo aconsejar a cualquier habitual de los atascos de las grandes ciudades que no se deje amedrentar por opiniones cansinas y disfrute si le apetece de un paseito por los campos rusos, que ofrecen innumerables bellezas por las que transitar.
Aún con esto, aquí dejo una lista de consejos importantes que os ahorraran sustos y complicaciones:

-Me aburrí de leer reseñas sobre policias corruptos que te intentan desvalijar la cartera. No me paró ninguno en carretera aunque los había por cientos. Se suelen colocar en las cunetas con medidores de velocidad portatiles, y no dudan en adentrarse corriendo entre el tráfico para detener a un coche que vaya por el carril mas rápido. Evidentemente consejo número 1: No pases nunca de la velocidad permitida

-Las autopistas rusas no son de mala calidad, pero digamos que algunas cosas a las que estamos acostumbrados por aquí no son iguales por allí…así es que no te extrañe si te encuentras semáforos y pasos de cebra en medio de la autopista, o si pasas de cuatro carriles a 1 sin previo aviso. Consejo nº 2: Siempre atento a las indicaciones.

-No se te ocurra pensar en que las indicaciones serán en ingles, o en caracteres occidentales. Sólo un 10% de ellas, de modo que antes de ir a Rusia echate un vistazo al alfabeto cirílico que no es tan difícil, y tampoco está de mas que te lleves una fotocopia con el mismo, y con los nombres de las ciudades a las que vas. Un mapa es casi imprescindible aunque por experiencia te digo que a poco que espabiles no te perderás.

-Si tienes una rueda deshinchada no te extrañe si entras en una estación de sevicio y no hay inflador…nosotros lo encontramos al quinto intento. Misterios.

-La razón de que el operario de Europcar nos dijera que le llamáramos antes de llegar se debe a que el aeropuerto tiene un sistema de parking bastante raro para los coches de alquiler, de modo que llamas al móvil y salen a buscarte a la entrada del parking para evitarte complicaciones.

-Por lo demás…tranquilidad, paciencia, y evita la circunvalación de Moscú la (MKAD) en horas punta…los atascos pueden retenerte facilmente 2 horas para recorrer 20 kilometros, de modo que te aconsejo que utilices la a-107 que es una especie de circunvalación exterior que bordea Moscú pero a unos 70 kilometros, buena carretera, entre un mar de coníferas, y sin tráfico…y te deja al ladito del aeropuerto de Domodedovo (lo dificil es encontrarla cuando sales desde allí, de modo que pregunta antes)

domingo, 28 de diciembre de 2008

Entre profetas y pinchos de cordero. Samarkanda, Bukhara.

Bien, voy a comenzar con esa labor de desintoxicación que me he propuesto invitando a todo el que vaya a Uzbekistan a NO IR bajo ningún concepto (salvo que os muevan razones de fé) a la tumba del profeta Daniel en Samarkanda. Una buena caminata de un par de kilometros desde el SHAH i ZINDA a pleno sol para encontrar una triste "ermita" en la que las 5 cúpulas que nos reseñan las guias resultan ser unas tristes e insignificantes bóvedas de escayola bajo las que se encuentra el sarcófago de 18 m, largo si, pero tan decorado como el banco de un parque. Nada mas encontrarás por allí, salvo gentes rezando.



Hay como un pulso sin sentido entre la gente que tiene que llenar páginas para vender libros, y los viajeros a los que nos gusta no perdernos nada cuando visitamos un lugar. Pero el límite de la cordura debería imperar, y cuando alguien, en un libro, haga una reseña de un lugar como este por favor, que indique que está muy lejos, y que artísticamente no vale nada.









Y ahora COMER EN BUKHARA.



Efectivamente todos somos un poco masoquistas en cuanto nos ponemos la mochila. Pero amigos, la gastronomía Uzbeka no es precisamente una de las razones principales de vuestro viaje. De modo que cuando llegueis a Bukhara, sobre todo en verano, con sus 45 grados de los de verdad, y vuestros gaznates trasiegen litros y litros de agua sin inmutarse, os podeis librar de otra de esas trampas tan eternas como los muros que os rodean. En todas y cada una de las guias que te acompañen, de papel o humanas, encontraras indicaciones concisas para que vayas a comer a la plaza de Lyabi Hauz con sus pintorescasa terrazas que bordean el estanque. Vale, ahora sitúate...45 grados, un estanque de agua marron-verdosa, y unas terrazas en las que no encontrarás nada parecido a una "carta"...mas bien te tendrás que conformar con una ensalada elegida a base de ver a los camareros pasar con bandejas y apuntar con el dedo hacia la que mas te guste, y un otra-vez-mas pincho de carne que lo mismo te toca pechuga que uña, no se si me explico. Supongo que alguno estaréis pensando a estas alturas que os voy a proponer que busqueis un Mc Donalds, pero no, no voy por ahí...a mi también me gusta el sabor de lo auténtico, así es que despues de cenar te vas a esa terracita y te tomas un té contemplando a los zagales chapoteando en el estanque y haciendo cábalas sobre cuanto tiempo te mantendrías vivo tu en esas aguas. Mi recomendación se encuentra a tan solo 500 metros poco mas o menos en linea recta desde la plaza, siguiendo por "Bakhautdin Naqshband" que es la calle grande que sale por detras de la "Madrassa", y es un restaurante con un nombre de lo mas normal:"Bella italia". ¿ Y porqué allí?...enumero las razones: Un aire acondicionado majestuoso, una carta extensa en ingles que incluye pasta, comida uzbeka y muchas cosas mas, unos precios sorprendentemente mas baratos que en los chiringuitos, una proporcion nativos/turistas de 80/20, un servicio excepcional...¿de verdad necesitas mas?.

Pues mira, aprovechas el desplazamiento, y a mitad de camino te metes a la izquierda y casi seguro que te topas con el "Char minar" (los cuatro minaretes en tayiko), que bien merece una foto aunque no sea lo mas antiguo ni lo mas sagrado...de hecho dentro hay un mini bazar.

A veces es dificil evitar el influjo de lo exótico. Ahora ya sabes como, por lo menos un poco.

lunes, 22 de diciembre de 2008


Uzbekistan

Volar a Urgench.
¿Por qué directamente a Urgench?. Porque los precios de los vuelos son mucho mas económicos si hacemos escala en Rusia, y además Urgench está a media hora en Taxi de Khiva, que es el perfecto punto de comienzo o final de viaje en Uzbekistan . De modo que además de ahorrar dinero evitas un vuelo desde la capital Tashkent hasta aquí.


…Tras aterrizar en Moscú comenzó un divertido periplo por el aeropuerto de Domodedovo, no fue demasiado dificil encontrar el area de tránsito, y una vez allí seguir las indicaciones básicas al respecto. En la facturación de tránsito nos dijeron que teníamos que esperar a que algún responsable de siberian airlines (S7) apareciera por allí, y eso hicimos. Ya en la sala de espera nuestras risas se convirtieron en carcajadas al comprobar que, como sospechábamos, todos esos señores y señoras con dientes de oro, maletas poco pretenciosas, y enormes fardos eran nuestros compañeros de viaje del vuelo Moscú-Urgench.
El Tupolev brillaba por sus contrastes. La azafata mas guapa que he visto en mi vida fruncía el ceño al observar como los viajeros de brillante dentadura hablaban por sus moviles sin atender a sus instrucciones. Las repisas en las que se apoyan las bandejas del tentenpié eran de diferentes colores, pero no por cuestiones estéticas.
Sin mayor novedad aterrizamos en Urgench, bajamos del avión y cruzamos a pie las pistas para adentrarnos en una sala donde no acerté a encontrar ninguna indicación en inglés. El hecho de que sólo 2 de los 200 pasajeros no pudieramos entender el idioma uzbeko me dejaba sin argumentos para la queja.
Una fila única fue una señal mas que suficiente para encaminar nuestros pasos hacia una estrecha entrada donde un amable empleado se quedaba con todos los pasaportes. Regla número uno del viajero: no te separes de tu pasaporte. Traté de entablar una conversación con el funcionario, pero no utilizábamos las mismas herramientas lingüísticas. De modo que con la vieja táctica del “donde fueres…” nos adentramos, sin pasaportes, en una sala rebosante de humanidad que se apresuraba en rellenar unos formularios de inmigración con concisas instrucciones solo en uzbeko.
Ante estas peripecias menores solo cabe la paciencia y el buen humor, de modo que ni corto ni perezoso me abrí paso hasta una repisa, recogí un par de formularios, y espié el arte con el que mis compañeros de viaje rellenaban los suyos, llegando a una rápida deducción de los lugares en los que había que ir consignando nombre, apellidos, y fecha de nacimiento. Lo demás ya se vería.
Afortunadamente, cuando varias secciones estaban empezando a descentrar mi “savoir-faire” ensayé otro viejo truco, y puse cara de Michael Palin mirando estupefacto a mi alrededor y al formulario intermitentemente. Y llegó la recompensa cuando una amable mujer rusa se percató del entuerto y en un escaso inglés consiguió guiarnos a traves de las reconditas secciones del formulario, donde contestamos cosas como ¿Cuántos pendientes lleva Vd?, ¿Cuántos son de oro?,…
A todas estas, tras agradecer a la señora su ayuda, empezó una especie de festival del humor que consistía en lo siguiente: Un funcionario cogía un pasaporte, otro abría un polvoriento y enorme libro y apuntaba los datos, y un tercero vociferaba el apellido y el nombre del afortunado que saldría primero de aquella jaula de grillos.
A ojo de buen cubero fueron unos 150 delante de nosotros, hasta que una mueca de sorpresa iluminó el rostro del funcionario tenor. Ispania!,Ispania?...si, ispania éramos nosotros, y ademas Raul y Ronaldinho creo que también fueron nombrados. Estabamos de nuevo documentados, y pudimos doblar un pasillo hacia el escaner de salida, donde desgraciadamente estuvimos otros 20 o 30 minutos esperando a que por el único control fueran pasando maletas y mas maletas, cajas, televisiones de 42”, maquinas de coser, minicadenas sony…tuvimos tiempo para disparar alguna que otra teoría sobre los precios de los bienes de consumo en Uzbekistan y Rusia, aunque sin fundamento…
Al llegar al escaner recordé todos esos comentarios respecto a la corrupta policía Uzbeka que “siempre intenta engañar a los turistas y sacarles dinero”…allí estaba frente a mí. Llevaba gorra, uniforme y bigote. Miró los pasaportes, nos miró a nosotros, y sonriendo dijo: Ispania!,…y nos dejó salir sin el mas mínimo registro.

¿Como lo hacéis?, ¿De donde sacáis tanto tiempo?

Hace unos meses abrí este blog.
Y desde hace unos meses está vacío.
Hoy he decidido escribir algo. Sin embargo será poco.
Sólo quiero introducir la idea que me llevó a esto:
¿Por qué los viajeros tenemos que sufrir caprichosamente los designios a veces insondables de las "guias de viaje"?
Desde <viaja sin complejos> pretendo, sin que me atemorice la tremenda ambición de mi proyecto, desmontar en la medida de lo posible a los farsantes desaprensivos que inundan las páginas de libros y blogs de viajes, y que una y otra vez castigan la felicidad de los viajeros con consejos inútiles, apreciaciones inexactas, e invitaciones a la perdida de tiempo constante.
Bienvenido a esta guia subjetiva, en la que sólo caben las vivencias en primera persona, y la constatación de los hechos.
Bienvenida la disconformidad.
La curiosidad.
La colaboración.
Y por supuesto el humor.